No has de poner las flores que cubran el mantel
Ni decorarás la casa con tu presencia
Ni aún en los días tristes de otoño
Donde el aire frío traspasa tu suéter
Y comprendes que es tiempo de resguardarte.
Ni siquiera el jardín permanecerá igual...
No he guardado tu frazada ni tu cuaderno azul que lleva tu perfume
No creo volver a ver tu sonrisa fresca…
Al abrir la puerta en las mañanas
Pero seré yo quien no te acepte
Aunque mis entrañas sangren tu nombre
Aunque sólo sueñe con tus manos
Aunque mis ojos sólo busquen descansar en los tuyos
Yo seré entonces quien no te merezca.