¿Qué miran los de abajo?

Siempre lo mismo.Los muros conteniendo recuerdos ellos siguen ahí... no tan inmóviles no tan callados.
La noche se cierra en el profundo hueco recién cavado, húmedo, fresco, infértil ahora, ausente de sensaciones y espera a su propietario.
Las altas paredes que los rodean contienen alientos inmundos, son grises mohosas dan por sentado un lugar sin vida antiguo donde nadie quisiera estar mucho rato sólo al menos no ésta noche, que se van a sentir tantas pisadas allá arriba…
La pala remueve, escarba; el olor se hace más fuerte y los gusanos viscosos no dejan de trepar por el mango –como si se tratara de una película de terror-
A él el miedo no lo aterra, está ahí simplemente esperando…con sus ojos helados…llenos de maldad, gozando con el recuerdo de todos los que le suplicaron en vano clemencia mientras permanecían vivos… aterrados transpirando el dolor de la agonía de los últimos minutos-comprendiendo que después iban a ser uno más que pronto en esas noches en que las tinieblas danzan sin consuelo permaneciendo con la vista al cielo, escucharía golpes en la pared y luego rasguños; lamentos de sus vecinos en desgracia…que secan el cerebro… vuelven loco al más cuerdo.-estalla profundo un rayo, haciéndose rey de la noche por un instante-
Perdió la conciencia dejo de luchar contra su captor…
La pala mecánica terminó de sepultarlo bajo casi cuatro metros, nadie sabría más de él, y menos de su asesino que acomodó un espejo con su cara sobre la tierra…